GH12+1: Sindia puede darse por jodida

"Por si no pillas la indirecta: me aburres"
En Hollywood rompiéndose los cuernos por escribir guiones que no suenen a antiguos y sin saber que la mayor historia de amor, el mayor drama, la más tremenda historia jamás contada está en una nave industrial en lo alto de un cerro, en el término municipal de Guadalix de la Sierra. Amigos, Sindia y Sergio han llegado al punto de no retorno al que llegaron Ross y Rachel allá por los confusos noventa. Sí: se han tomado un descanso.

Analicemos la situación: Sindia entró a Gran Hermano dejando en casa a su novio de toda la vida, y entre las cuatro paredes de GH se encontró con Pepe, el bailaor que acabaría robándole el corazón. Desde la entrada de Marta (la tarada que va con una pinza en la mano todo el día), los tres se montaron una minipandi de esas que odiábamos tanto en el patio del colegio.


El Número Uno: Lunny's ultimate review


La imagen es de Fandemia.com, que ya me han ahorrado hacer el
collage con los concursantes. Besis.

Sí, el post llega tarde. Concretamente, un día tarde. Pero ayer tuve una jornada de locos porque me han hecho indefinido en el trabajo (espacio para vítores y ‘oes’ de alegría). De hecho, ayer pasé de estar recogiendo mis cosas en una caja de cartón al estilo oficinista mediocre de Pennsylvania a volviendo a poner todo en su sitio mientras tecleaba con regocijo.

Si me seguís en Twitter —cosa que deberíais estar haciendo desde ya mismo si no queréis ser pasto de mi ira o, al menos, de un comentario reprobatorio— pudisteis comprobar que el lunes por la noche tuiteé hasta el hartazgo la gala inaugural de El Número Uno. Y no es por echarme flores (que también), pero dice un bot de Twitter que fui tendencia en España —como la corrupción— durante un ratico gracias a los chorrocientos retuits que consiguieron mis humildes tuits con ánimo de sano cachondeo. Y veríais que sí, que El Número Uno me gustó.

A Noemí le chilla la ardilla


"En España soy una diosa del porno"
Tela con la aventura brasileña de Noemí, amiguitos. Tela. Tengo que admitir que yo no daba un duro por ella cuando fue elegida como la concursante de intercambio, pero visto el desenfreno con el que se ha pasado una semana en el Gran Hermano de Brasil, la elección de la canaria ha sido todo un acierto por parte de los concursantes del país de Xuxa.

En una semana, la pizpireta joven ha tenido tiempo de mentir como una bellaca (contó que la habían tirado desnuda a la piscina cuando la tiraron en pijama, contó que en España se ve la ducha y que se duchan desnudos —mentira— y contó también que no había tenido ningún lío en la casa).

Historias del polígono: Rafa Mora y Oliver podrían acabar en la cárcel


"Entre los dos sumamos medio cerebro".
Al redactar este titular no he podido evitar retrotraerme a hace un año y pico, cuando me tragaba religiosamente Mujeres y hombres y viceversa cada mediodía desde mi antigua oficina. Y aunque ya hablé del tema cuando se presentó la denuncia, hoy se ve que la Fiscalía de Granada no sólo la ha admitido a trámite, sino que pide penas de entre 15 meses y dos años y medio para Rafa Mora y Oliver (que entre los dos suman un volumen pectoral igual a la superficie del término municipal de Puertollano).

Todo comenzó allá por el 21 de noviembre de 2010, cuando Rafa y Oliver fueron a una discoteca granadina a hacer el típico bolo por el que les pagan unos cuantos cientos de euros y en el que sólo tienen que posar, sonreír, saludar y dejarse hacer fotos. Una de las dos chicas que ha interpuesto la denuncia se hizo una foto con los dos ex tronistas y se ve que, casualidades de la vida, a Rafa y a Oliver les pareció que la chica estaba de buen ver y mejor palpar. El representante de Oliver le pidió su teléfono y, al cabo de un rato, Oliver llamó a la chica. Todo esto supuestamente, que no estoy yo para sentarme en banquillos en plan El Cuco porque no tengo su pelazo.

Dardos envenenados


"Tú ríete, que ya verás, hijaputa"

No hay nada como estar bien resentida y puteada para que el cinismo y la mala leche entre en efervescencia. Noemí demostró ayer hasta qué punto se alegraba de la expulsión de María al soltarle, una vez la andaluza estaba en plató, que cuidase de Julia ya que ella le iba “a cuidar muy bien al papi”. Cuánta mala idea en tan pocas palabras, oiga.

Y es que no es por decirlo, pero qué mala que puede llegar a ser la envidia. Todos sabemos que Noemí no sería elegida Miss Popularidad dentro de la casa pero, nena, sabes que estás dentro gracias al antológico voto canario (sí, eso que nació con Idaira en OT2005) y que hay gente que tiene ganas, muchas ganas. O quieres morir matando o, nena, eres boba.

El baladón de Pastora Soler


"No lo sabéis, pero en realidad
me llamo Pilar Sánchez"
Así sí, España. Por fin hemos aprendido. Y no, no me refiero a dejar en la casa de Gran Hermano a los concursantes conflictivos y echar a las macetas: me refiero a escoger algo decente con lo que ir a Eurovisión.

Estaremos jodidos, con más paro que alemanes hay en Mallorca, con la prima de riesgo disparada, con el déficit alarmantemente alto, sin dinero para irnos de vacaciones, con recortes que dentro de poco provocarán que la cita para el médico no se dé, sino que se sortee, o con políticos nefastos y usureros que sólo miran por su propio bolsillo. Pero, al menos, llevamos algo decente a Eurovisión.

Y es que el renacer eurovisivo llegó con David Civera (6ª posición con ese Que la detengan), se consolidó con la apoteosis de Rosa y sus 12 millones de españoles viendo el festival y comenzó a decaer cuando, después de Ramón, nos dio por mandar a las Son de Sol (que ahora deben ser cajeras en el Mercadona) con Brujería. Tras ellas ha habido cosas como Las Ketchup, D’Nash, Chikilicuatre, el inmenso bluff de Soraya —a nadie le gustó que se vistiese de patinadora e hiciese la croqueta por el escenario—, Daniel Diges o el esperpento de canción que le pusieron a la gran Lucía Pérez.

Gitana, ¿tú me quieres?


"Encarna, hueles a after shave"
No es que por titular este post igual que uno de los libros de Mila Ximénez pretenda yo ponerme a la altura de la mujer que hizo que los calificativos mala, oscura y siniestra fuesen de la mano hasta el fin de los días, no. Todo viene porque yo, igual que varios millones de españoles, estuvimos anoche pendientes del primer episodio de Mi gitana.

Mi gitana. Ya con ese título la cosa prometía más que una fiesta en casa de María Jiménez. Y no sé a vosotros, pero a mí no me defraudó en absoluto. Anoche fuimos testigos de todo lo que tiene que ser un telefilm: que vaya al grano, que no se entretenga en pavadas como la infancia (que no nos interesan a nadie) y que se centre en lo grumoso, en lo fangoso, en lo que hace que se agoten ejemplares del Hola.

Y 8A se fue a la calle


A esto se le llama "Poner cara de
videoclip de Amaia Montero"

Creo que debo empezar el post de hoy dedicándole un gran #oletu a Mercedes Milá por ponerse anoche a presentar Gran Hermano como si no hubiese pasado nada cuando venía de enterrar a su padre a más de 600 kilómetros de donde se encontraba en ese momento. Ataviada con una cazadora de cuero en homenaje a su padre y con una rosa roja que se llevó del funeral, la Milá se puso manos a la obra y la verdad es que demostró la profesionalidad que hace falta en estos casos.

Dejando de lado la concesión lacrimógena, vamos a meternos en harina. Qué bien que se fue 8A, amiguitos. Primero porque sus mechas pedían a gritos una buena pincelada de tinte (las raíces negracas que lucía eran un poco de juzgado de guardia, y más si encima las combinas con ese pelo a lo Madonna en 2006) y segundo porque desde el momento en el que entró en la casa ya le cogí manía.

 
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