Pobre Bárbara


Hoy es viernes, viernes por la tarde para ser más exactos, pero lejos de estar exultante por la cercanía del asueto semanal estoy de bastante mal humor porque anoche terminó Acorralados para mucha gente: sí, amigos, la expulsión de Bárbara Rey ha sido lo peor que podría pasar y, en efecto, ha pasado.  La intérprete de Señoras, señores se fue de la casona con cara de ajo aunque satisfecha de tener en el programa a una nuera que la defiende y fuera a una hija que la espera como agua de mayo.

Y es que ayer Misofi tenía motivos para estar contenta: salía su amada madre después de dos semanas en el reality y casi toda la gala giró alrededor de ella y de su cama. Concretamente, alrededor de la persona que mete en ella: Nagore. Porque no me negaréis que la gala de ayer hizo más por la visibilidad lésbica que las diez temporadas de Friends juntas.

¿Ha encontrado Antena 3 la fórmula para poder emitir realities?


Lo de Antena 3 con los realities es parecido a lo de Google con las redes sociales: lleva tiempo sin dar ni una pero ahora parece que pueden llegar a conseguir algo. Y es que la cadena triste tiene tras de sí un amplio (un amplísimo) currículum de experimentos fallidos de realities, que empezó con El Bus (en su época se consideró un epic fail a pesar de que promediase un 26%, cifra por la que hoy muchos firmarían sin dudarlo) y acabó con El Marco, esa cosa presentada por Patricia Gaztañaga que duró en antena lo mismo un canapé delante de Terelu Campos.

Sin embargo, y en honor a la verdad, hay que reconocer que Antena 3 vivió ciertos momentos de esplendor en cuanto a realities se refiere: ellos fueron los que parieron Confianza ciega, ese increíble programa en el que parejas aparentemente consolidadas eran separadas por sexos y puestas a convivir con jacas y maromos de infarto en resorts de lujo con el único objetivo de ver cuánto aguantaba el otro los celos.

Pekín Express: la ruta de los sabelotodos


Estamos casi a jueves, la mitad ya ni os acordáis de la segunda etapa de Pekín Express y la otra mitad estáis más pendientes de ver esta noche Granjero busca esposa pero, ¡al loro! El Lunny se complace en presentaros el post sobre el programa del domingo de nuestra carrera por parejas favorita.

Ya sabéis que últimamente me estoy aplicando la máxima de más vale tarde que nunca, ¿verdad? Pues esta ocasión no va a ser una excepción. He estado postergando dos días el deciros una cosa que me quema por dentro (ya sabéis que ladetención del Dioni y las campanadas de la Pantoja han sido hechos suficientemente noticiosos como para aparcar la review de la nueva etapa de Pekín Express), pero al fin puedo expulsarla: no puedo con la Freire.

Freire va de listo, muy de listo, y eso me toca las narices. El chaval, que aspira a ser diplomático y que sólo por eso ya debe de pensar que sus ideas valen más que las dos de los demás, no para de parlotear al tiempo que le da órdenes sin parar a Jota, el increíble actor porno a quien jamás se le puso dura. Vale que Jota no tiene ni papa de inglés (para pedir un coche le preguntó al conductor hasta cómo se encontraba), pero el dominio de Freire de la lengua de Kate Middleton tampoco es como para tirar cohetes: no sé yo si a un diplomático de alto copete se le permite decir ‘this is very fort’ (¡Fort! Que encima es fuerte en catalán, mira tú) para decir que algo es muy fuerte.


Nace Zapping Magazine, la revista que todos debéis leer


El otro día me llegó un mail de @queridatele, colega y estupendo blogger al que sigo desde mis tiempos en Portamix, con un documento adjunto de 14MB que prometía: ¿fotos en altérrima resolución del Dioni lavando su peluquín en un abrevadero de la casona de Acorralados? No, el primer número de la revista que dirige, Zapping Magazine.

La verdad es que me quemaba en el mail, así que la descargué y empecé a ojearla desde mi móvil aun a riesgo de que se me cuarteasen las córneas, pero la verdad es que la cosa prometía. Más tarde, y ya delante de un ordenador como Dior manda, cogí el pdf y empecé a hacer lo que hago siempre, empezar la revista por el final. Me encuentro con un ‘Nos vemos en el número 2’. Buena señal, significa que habrá más y que el equipo sigue llevándose bien tras el lanzamiento de la revista.

Continúo y me encuentro con una de las secciones que debe tener una revista si quiere llamar mi atención: su parte de celebrities que ese día olvidaron mirarse al espejo y salieron a la calle como si se les hubiese caído encima el tendedero de la vecina. Aunque más imprescindible todavía es la sección de lanzamientos en DVD y BluRay, tanto en España como en Estados Unidos, así como el gran artículo de Mauro Varela sobre las adaptaciones cinematográficas de las (buenas y no tan buenas) series –yo no puedo dejar de pensar en la peli de Compañeros, por ejemplo.

Se me enamora el alma


Hoy se ha vivido una revolución en los muros de Facebook: sí, amiguitos, media España está (estamos) revolucionados con los cambios en el cortijo de Mark Zuckerberg y, tras la avalancha de gente dando fórmulas para no aparecer en el mini timeline de la columna de la derecha, hoy al mediodía le ha dado a la gente por decir que si Facebook va a ser de pago e incluso han llegado a poner tarifas y todo.

Un poco cansado de lo mismo (me sentí de golpe de vuelta a 2001 donde reenviábamos desaforadamente los mails de ‘Hotmail cierra’, si reenvías este mail a chorrocientas personas Sony Ericsson te dará un móvil gratis y milongas así), he hecho un copy-paste furibundo de la actualización de estado de una de mis contactos de FB: “Mañana Facebook va a cambiar su configuración para que Isabel Pantoja entre en tu casa cuando te duermas y te cante ‘Marinero de luces’ toda la noche. Para evitar esto entra en Cuenta > Configuración de privacidad > Invasión doméstica > Pantoja > Copla y quítale las comillas a Marinero. Por favor, pega y copia esto en tu muro”. Me ha hecho gracia y a varios de mis contactos también. Punto.

La Guardia Civil irrumpe en 'Acorralados' para detener al Dioni


Vale, ya aviso: este no va a ser un post sobre Pekín Express. He decidido aplazarlo porque hoy en mi cabeza sólo retumban los ruidos de una lijadora eléctrica, un taladro y varios martillos. ¿Me he dado mechas como Lydia Lozano y me dejado el tinte demasiado tiempo, razón por la que ahora mi cerebro hace cosas raras? No. Tengo obras en casa.

De hecho, hoy se me han venido a la cabeza dos imágenes, dos. He mezclado los episodios finales de Aquí no hay quien viva en los que Juan y la Hierbas deciden hacer obras en casa y eso se convierte en el campo de Bramante con cualquier episodio elegido al azar de Manos a la obra, esa serie tan tras de finales de los noventa que ahora, inexplicablemente, repone Nova.

Tener obras en casa es una putada de las gordas. De repente tienes que tapar todas tus pertenencias a pesar de que sabes que eso no solucionará nada –la mierda atraviesa las sábanas viejas, los plásticos e incluso las carcasas de mithril o acero valyrio- o adaptar tus horarios, usos y costumbres al de unos operarios que dicen que hacen un horario pero que vete tú a saber si en realidad lo hacen, porque tú te encuentras en el trabajo pensando que tu casa está tomada por tíos que puede que estén haciendo obras o viendo MarcaTV sentados en tu sofá con una de tus cervezas en la mano.

Hoy, como siempre, estoy escribiendo el post en la oficina, pero lo subiré desde casa: podéis imaginarme en una casa sin puertas, rodeado de esquirlas de madera y serrín por los suelos, picaportes en las esquinas y más mierda que en casa de Lali Bazán. De hecho, yo mismo me he recordado cuando la Hierbas decidió quedarse en su casa a pesar de las obras y amanecía con un subidón que ni Nati Abascal en una fiesta de Moët Chandon gracias a los efluvios que pegamentos, productos, barnices y pinturas desprendían.

Palomas al vuelo


Los más listos del lugar ya sabréis de qué va el asunto con sólo haber leído estas tres palabras. Y si encima visteis ayer Acorralados ya ni siquiera hace falta que sigáis leyendo (¡Mentira! Seguid leyendo, seguid, que aunque mi sueldo ya no dependa de escribir estos articulillos tan monos, me hace mucha ilu entrar y ver que me visitáis y comentáis y esas cosas tan majas que hacéis).

Y es que ayer, en esa especie de campo de concentración para deshechos de la tele que es Acorralados, vivimos un momento romántico-lésbico tan jodidamente bonito que todavía estamos con la lagrimilla en casa, oigan. La idea es que le pusieron un vídeo a Nagore en el que no paraba de hablar de ‘una persona’ a la que echa tanto de menos y quiere tanto y yo, que me gusta mucho ir de listo por la vida, les dije a mis compañeros de sofá en ese momento que Nagore se refería a Vanessa Klein, la cantanta esa de house que en los noventa parió el temazo Puedo ser y con la que la ex GH11 estuvo liada hace como varios años.

No, yo no sabía nada de que Nagore y Sofía Cristo (en adelante, Misofi) eran pareja, con lo que mi sorpresa fue mayúscula. No sólo de repente me enterneció que Nagore dejase de ser la bruja déspota de GH11 para convertirse en un saco de sentimientos y cursilería mientras hablaba de su amada como el que habla de una nube de azúcar de color de rosa, sino que también me sorprendí dos veces más al darme cuenta de que: 1. Nagore y Misofi son novias y 2. Nagore está con la suegra en Acorralados.

Que se pare España: Nueva ruptura de la Esteban y Fran, que podría estarse viendo con un travesti


Sí, amigos, yo estoy tan impactado como vosotros. Ayer por la tarde me encontraba yo haciendo una de las cosas que más odio (¿El pino-puente? No, haciendo cola) cuando me llamó mi padre. Estuve un rato de charla con él y luego me comentó, todo sorprendido él, que Belén Esteban y Fran se habían divorciado. Mi padre. Así que imaginaos cómo deben estar las marujas de España.

Y es que se ve que la princesa del pueblo, la musa de las cajeras de híper, la diva del peróxido, la madre que parió a Andrea, ha decidido mandar a su marido a freír espárragos a la era porque ya está un poquito hasta las narices de él. Echando la vista atrás, esta ya es la tercera vez que ambos se separan/divorcian/pelean, pero fíjate tú qué casualidad que todo el mundo asegura que esta es ‘la definitiva’. Pues vale.

Miremos un poco más a lo hondo (“a lo jondo”, que diría Paz Padilla). La primera separación de la Esteban y el ex dueño del bar El rascacielos se anunció el mismo lunes que Antena 3 daba comienzo La Jaula, ese engendro tan de serie B que parió la empresa que antes me daba trabajo a mí (un abrazo, chatas, que os cubristeis de gloria). Intentaban frenar un hipotético buen programa pero, como tampoco había qué frenar, digamos que nadie notó que se había estrenado el programa que presentaba (¿recordáis?) Anna Simón. Sea como fuere, esta fue la primera separación.

MTV, mi canal favorito


Hace unos años (varios) había un grupo llamado The Buggles que sacó un temazo de esos de marcar un antes y un después llamado Video killed the radio star, cuyo videoclip fue, paradójicamente, el primero que emitió la MTV después de su nacimiento, allá por 1981. Hoy, treinta añacos después, tenemos en España la versión patria de este canal en el que, mira tú por donde, cuesta horrores encontrar un videoclip. Aun así, es mi canal favorito de la TDT.

Y lo es por la sencilla razón de que concentra más realities por hora que todo el conglomerado de Telecinco junto contando resúmenes, galas, reposiciones, debates, tertulias y corrillos. En su parrilla encontramos programas de telerrealidad para y sobre adolescentes descerebrados, canis de Santa Monica, garrulos de Miami Beach o fulanas de medio pelo de Arkansas (por decir algo). De hecho, sus realities son una mezcla entre el mamoneo Mujeres y hombres y viceversa y los ideales de Disney Channel.

Uno de mis formatos favoritos de la MTV es, sin duda alguna, Parental Control. Es alucinante cómo pretenden que nos traguemos que ese programa es real. Por si alguien no lo ha visto, la mecánica es la siguiente: unos padres, hartos del chorbo/chati del hijo/a en cuestión, llaman a la MTV para que les ayude a organizar dos citas con dos candidatos diferentes (y pre-aprobados por los padres) para el retoño en cuestión. La actual pareja se sentará con los suegros a ver cómo van las citas mientras intercambian insultos, para que al final el vástago decida entre la pareja actual o los candidatos paternos. Un cuadro.

Cancelaciones, porno y corrales


Qué día más intenso está siendo y con cuantas cosas, amiguitos. Esta mañana he llegado al curro con mi cara de ‘que no me hable nadie, que hasta las once no soy persona’, he abierto el Tweetdeck y he reparado en la mención de AlfonMad, en la que me comentaba que DEC había sido cancelado por Antena 3. Eso me hizo recordar que ayer mismo laSexta anunció que mandaba a freír monas a Tarde Directo (el spin-off de España Directo), con lo que nos encontrábamos ante una doble cancelación ya de buena mañana.

Lo de DEC, en realidad, estaba cantado. El programa, que hace unos años se había convertido en el bastión inexpugnable del corazón, en el Tómbola de los dosmiles, en la sauna el cortijo de Cantizano; con la llegada de Sálvame Deluxe empezó a desinflarse como un globo de feria. Los colaboradores empezaron a ahuecar el ala, los invitados estrella eran cada vez más losers y se veían cada vez más obligados a recurrir a la confrontación con Belén Esteban para rascar algo del ya de por sí competido pastel de las audiencias (qué metafórico estoy hoy, será el vino del almuerzo).

Arranca ‘Pekín Express’


Pekín Express es un poco como Gran Hermano: me paso meses y meses esperando que empiece, tarareando su sintonía mentalmente, contando los días… hasta que por fin oigo ese “¡Arranca Pekín Express!” o ese “Conectamos con la casa” que me pone la carne de gallina y me hace pensar que tengo por delante varios meses de diversión tremenda. Porque sí, chatos y chatas, yo me lo paso pipa con Pekín Express.

Y este año tiene pinta de que también va a ser así, a pesar de Jesús Vázquez. Que sus fans me perdonen, pero este hombre no les llega ni a la suela de los zapatos a las anteriores directoras de carrera: parece que viva presentando el ¡Allá tú! y, encima, las caras que pone mientras mira al horizonte y espera a ver si llega la primera pareja al libro rojo son más sonrojantes que ese A dos milímetros escasos de tu boca que se atrevió a perpetrar allá por los confusos ochentas.

Pero hablemos del casting, que a Jesús ya habrá tiempo de ponerle a parir. Este año parece que se lo han currado bien en el momento de elegir las parejas, porque cada una tiene lo suyo. ¿Lo malo? Que dos de las que más gracia nos hacían a priori ya se han vuelto a casa: los novios cincuentones y la madre y la hija, que estaban predestinadas a ser las nuevas Meritxell y Alazne.

El corral de Bárbara


Hay que reconocer que, si algo sabe hacer Telecinco, son realities. El cásting habrá podido ser mierder y la decisión de adaptar La Granja, precipitada; pero, oye, esta gente consiguen hacernos tragar una nueva edición de Supervivientes tan sólo un mes y medio después de que terminase la anterior. Porque Acorralados, caritines y carititas, es Supervivientes pero cambiando las palmeras por chopos asturianos.

Pero vamos por partes: cuando empezaba la gala de Acorralados yo no estaba delante de la tele. “¡Qué irresponsable y qué falta de respeto hacia nosotros, el público que tanto te ama y besa por donde pisas!”, diréis. Yo –no olvidéis nunca que os idolatro como Paloma a Juan Cuesta- me encontraba con mi pareja en el teatro viendo una obra de monólogos de (tachán tachán) Antonia San Juan. Sí amigos. Estela Reynolds. Ella.

Mientras Antonia interpretaba monólogos de sus espectáculos y a mí se me saltaban los empastes de la risión que provocaba en mi persona, en Telecinco conectaban con Asturias para dar el pistoletazo de salida a Acorralados: los insensatos que han accedido a meterse ahí, más ávidos de dinero que de otra cosa, empezaban su aventura concursil entre gallinas y con un reto: hacer de la finca un lugar productivo.

Drama: Antena 3 cancela ‘El Diario’


Siempre que pienso en El Diario me acuerdo de una historia que cuenta siempre una amiga mía, que tiene los glotniks de admitir que sí, que ella ha llorado con El Diario (cuando era de Patricia).

Cuenta que mi amiga que se encontraba en uno de esos días imbéciles que todos tenemos cuando puso la tele al volver del trabajo y se topó con El Diario y una de esas historias tan humanas y tan de todo que acababan haciendo que Patricia Gaztañaga se mease de risa con la desgracia de la testimonio en cuestión.

Sin embargo, en esta ocasión la protagonista era una chica gitana, más maja que las pesetas, que había traído a su madre para agradecerle ante toda España (léase con acento de Estela Reynolds haciendo de pitonisa) la labor que había hecho con ella y sus chorrocientos hermanos, a saber:

Habilidad + poca vergüenza = talent show


La raza humana es fascinante: además de las habilidades que necesitamos para sobrevivir (léase buscar alimento, respirar, huir de los peligros o utilizar el Whatsapp) y que conformarían el pack básico de ser humano, nosotros, como los coches, también venimos equipados con una serie de extras.

Los hay que son guapos y atléticos y jamás pierden su tono muscular mientras los demás sufrimos a base de lechuga y horas de gimnasio para mantener lo poco que tenemos y no desparramarnos, los hay que cantan bien, con talento para el arte, con habilidades negociadoras, con una alta capacidad organizativa e incluso con un sentido del ritmo que les hace perfectos para el mundo del baile.

Y luego están aquellos con habilidades bastante poco funcionales pero vistosas que, si bien no te servirán para ganarte la vida, bien podrán servirte para echarte unas risas. Pero ah, amigos, suerte que llegaron los talent shows para darles algo útil que hacer en la vida a estos sujetos que, de lo contrario, estarían condenados a exhibir talentos tales como llevar una barba de abejas en un circo de medio pelo que deambula por pueblos inmundos de provincias olvidadas.

‘Pekín Express’ y ‘Acorralados’: ya sabemos quiénes son los concursantes


Menudo día, oye. Esta mañana he visto un post de Y desperté… en el que desvela nombres y perfiles de los concursantes de esta cuarta edición de Pekín Express mientras que luego, al volver a la oficina de comer con mi amigo Dani, me encuentro con un post de Vertele con los nombres de los doce granjeros que se irán a Asturias a cuidar vacas o lo que encarte.


Primer drama: No está La Veneno. Y eso no es bueno. Yo, que ya fantaseaba con ver a la amiga íntima de Sandra la Camellona arremangándose la camisa de cuadros para ordeñar una vaca mientras se aguanta la melena con un moño alto al estilo ‘gitana de extrarradio’, tendré que conformarme con famosos de tercera como los que os detallo a continuación… excepto dos.

El primer Acorralado es Raúl Hidalgo, un sujeto conocido en su casa a la hora de comer y que participa en el reality en calidad de exconcursante de Nadie es perfecto (ese reality de guapos contra feos que emitió Telecinco en verano de 2007 y que hoy recordamos cuatro tarados). Le sigue otra gran celebrity del papel couché español (espacio para risas) como Sonia Baby, que se ve que es actriz porno y –agarraos- acróbata vaginal, que no sé si significa hacer el pino con el chumino o qué.

Vuelta al cole


Iba yo hoy para el trabajo con Adele en el iPod cuando he reparado en que había algo diferente en la calle respecto a las semanas anteriores: mochilas. Y críos pegados a ellas. Y párpados pegados a esos críos, que eran arrastrados por sus progenitores para devolverles al redil escolar y que así dejen de tocar los cojones a los yayos en casa sigan labrándose un futuro para ser hombres y mujeres de provecho en esta sociedad que bla, bla, bla.


En realidad, el día de hoy es una gran putada: es el día en el que los niños recuerdan que todo lo bueno se acaba, que los periodos vitales se dividen entre vacaciones y todo lo demás, que madrugar es una mierda y que hasta que tengas achaques y principio de cataratas vas a estar currando o buscando de qué currar. Pero hay algo bonito en la vuelta al cole, queridos fanes y fanas. ¿Reencontrarse con los amiguitos? ¿Los corticoles? No. Que la tele vuelve a ser normal.

Reposiciones, hombre ya


En este país amamos las reposiciones; esto es así. Nos gusta que después de un episodio de estreno de Aída nos casquen uno repetido de hace como dos temporadas y media y que luego emitan otro no consecutivo con el anterior pero posterior en el tiempo. Yo estoy seguro de que esto lo explicamos a alguien de fuera y se nos queda mirando con cara de seta.

Pero en España somos así, de aprovecharlo todo y de emitirlo en el orden que nos sale de las narices, y el respetable –nosotros- nos lo tragamos religiosamente y encima damos palmas cuando repiten ese episodio que tanto nos gusta y cuyos diálogos ya nos sabemos de memoria.

Pensad en Antena 3: ¿cuántas veces habremos llegado a ver los capítulos de Cosas de casa? ¿Cuántas veces habremos visto a Carlton Banks bailar el It’s not inusual de Tom Jones? Pero lo mejor de todo… ¿cuántas veces habremos visto el episodio en el que Homer Simpson decide engordar hasta los 150 kilos (más o menos lo que pesa Terelu antes de merendar) para conseguir la incapacidad? Zillones de veces, exacto.


Soraya se va a vivir a Suecia y yo quiero se presente al Melodifestivalen


Leía yo ayer en Vanitatis (que es como el Diez Minutos pero en online y con un nombre más chic) que Soraya ha decidido hacer como Julio Iglesias: largarse de España. Pero no para irse a Miami con todos los horteras y evasores de impuestos, no, sino para irse a vivir a la madre patria de su novio, el que quizá sea el mejor país del planeta: Suecia (añadir lluvia de purpurina a este momento).

Sí, amigos, la gran Soraya (más maja que las pesetas y una de las mejores artistas ever salidas de Operación Triunfo) ha fijado su residencia en el país que en su día vio nacer la estantería Billy, y parece que desde ya mismo. ¿El motivo? Pues el amor, queridos, que cuando está inlof pierde el norte, el oremus y la cartera si se descuida.

Con este traslado a Suecia, algo se me vino a la cabeza: Eurovisión. De hecho lo tuiteé ayer por la tarde, con una acogida más que mayúscula, hecho que me llevó a hablar del tema así como me gusta a mí: distendido y a calzón quitao.

Tengo muchas ganas de que vuelva ‘Pekín Express’


Hoy he ido a comer con una gran amiga mía (compañera de fatigas por los pasillos de la Academia) y, mientras volvíamos cada uno a su oficina con el estómago lleno a reventar de yakisoba y diversos tipos de makis y sashimis, hablábamos de dejar de fumar. Yo le contaba que recuerdo hasta el más mínimo detalle del momento en el que apagué mi último cigarrillo, allá por el 27 de octubre de 2008.

Era domingo y estaba viendo Pekín Express, la primera edición. Paula Vázquez estaba despidiendo el programa y yo tenía mi último cigarrillo en las manos, cuando lo estrujé contra el cenicero, tiré a la basura el resto del tabaco y me fui a dormir pensando que en ese momento empezaban los días más jodidos de mi vida en cuanto a drogodependencia se refiere.

Mientras le contaba a mi amiga esta historia de superación, drama, valentía, temblores y fuerza de voluntad, ella sostenía su cigarrillo con cara de ‘estoy hasta el pepe de que me lo cuentes cada vez que enciendo un puto piti’ y yo, a la vez, pensaba en Pekín Express y en las ganas que tengo de que vuelva a Cuatro… pero no con Jesús Vázquez, claro.

¿Espantá en Sálvame?


Os voy a ser sincero: una de las cosas que peor llevo de no trabajar en Portalmix o en Operación Triunfo es la tele. Pero no trabajar en la tele y meterme por entre los pasillos, esquivar triunfitos o encontrarme en el baño a Noemí Galera (que también), sino el hecho de tener la tele encendida y de fondo desde que entraba en la oficina hasta que salía. Y por tele me refiero a –casi en exclusiva- Telecinco.

Recuerdo llegar al curro, encender la tele y empezar ya a inyectarme a Ana Rosa y sus tragedias dramático-sociales de buena mañana. Luego llegaba el corazón amable y luego la parte en la que subíamos el volumen: los realities. Y así hasta Sálvame, sólo quitando el sonido a De buena ley. ¿Qué pasa ahora? Pues que meses después de que nos pegaran la patada (allá por diciembre, recordaréis) sigo teniendo un mono tremendo de que me cacareen en el oído mientras trabajo.

Especialmente de Sálvame. La gente lo detesta, dicen que es telebasura, que es lo peor, que parece mentira, que fíjate tú qué pena, que mira esas señoras que van a plató como quien va a ver a María Jesús y a su acordeón a Benidorm, que hay que ver lo estropeada que está Belén Esteban… pero, oye, yo con Sálvame me reía. A mandíbula batiente, además: llamadme básico o visionario, pero creo que cuando lo cancelen lo recordaremos como un programa revolucionario y –atención- de humor.

Cambiarse de bando


Hace (varias) décadas, un señor llamado Federico Jiménez Losantos era un ferviente defensor de las ideas más de izquierdas que uno pueda imaginarse. Tiempo atrás, el señor al que desde hace unos meses no paran de operarle y de darle muletas con luces y cláxon (el Rey, vamos) se educó como pupilo del dictador que atormentó España durante cuarenta años. Y aquí no pasa nada, todos contentos.

Pasarse de un bando a otro es algo que siempre se ha hecho: la gente cambia de partido al que vota, de color de pelo, de talla, de pareja, de piso, de acera, de mascota, de amigos, de bragas y de marca de detergente. A pesar de que sabemos que estamos bien como estamos, la intriga y el misterio de lo desconocido nos tiran más que a un tonto una pipa, con lo que decidimos liarnos la manta a la cabeza y aventurarnos en pos de lo desconocido, de lo insondable, de una gloria que es tan insegura como la faja de María del Monte.

La Veneno y las gallinas


Voy a decirlo claro: quien decidió meter a La Veneno en un corral rodeada de animales de granja y televisarlo es un puto genio del entretenimiento televisivo y merece el Príncipe de Asturias de las Artes, como poco. Y es que no, no veo el momento en el que dé comienzo en Telecinco esta especie de La Granja 2.0 que se han empeñado en llamar -en fin- Acorralados.

 Hay que reconocer que la factoría de Vasile ha tenido buen ojo, aquí. Tras el inesperado exitazo de Supervivientes (seamos sinceros: llevaba un par de ediciones en las que medianamente funcionaba pero ni de lejos soñaban con marcarse los 35% de share que han logrado recientemente) y tras estirar la aventura durante dos semanas más con debates en prime time que no conducían a nada y que aburrían a las cabras, decidieron tomar cartas en el asunto.

Tras el reciente fracaso de los realities paridos por la cadena (acordaos de Las Joyas de la Corona, que fue más flop que otra cosa), decidieron hacer lo que ya les funcionó con Supervivientes: tirar del histórico de realities fallidos de Antena 3 (que se cuentan por docenas) y recuperarlo. Pero claro, ¿cuál escoger? ¿Estudio de actores? ¿El marco? No. La Granja.

Zeppelin ya sabe quién ganará GH13


Así es, amigos. Si Zeppelin quisiera, podría decirnos ya el nombre y apellidos del futuro ganador de Gran Hermano. ¿Tongo? No. Estadística. Y es que la productora que tiene a bien haber parido programas tan denostados como Ven a cenar conmigo a pesar de su sublime calidad cerró a las 23.59 de ayer miércoles las líneas para apuntarse al casting de GH13 así que, de alguna manera, ya saben el nombre del ganador… básicamente porque lo tienen ya en su base de datos.

Imbecilidades aparte, ahora el proceso de casting de la nueva edición del mejor reality ever se encuentra en un momento mágico: en algún lugar de las oficinas de Zeppelin se encuentra una base de datos con varias decenas de miles de individuos, sujetos y puede que incluso personas que quieren pasar a formar parte de Gran Hermano.

Entre ellos puede que se encuentre la ya mítica embarazada, esa joven con un bombo prominente que entra en GH para parir al crío en directo y que todos seamos testigos de cómo una concursanta cualquiera se convierte en aquello en lo que Rosa Benito ha basado su existencia: ¿la laca? No. Ser madre.

 
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