GH12+1: Sindia puede darse por jodida

"Por si no pillas la indirecta: me aburres"

En Hollywood rompiéndose los cuernos por escribir guiones que no suenen a antiguos y sin saber que la mayor historia de amor, el mayor drama, la más tremenda historia jamás contada está en una nave industrial en lo alto de un cerro, en el término municipal de Guadalix de la Sierra. Amigos, Sindia y Sergio han llegado al punto de no retorno al que llegaron Ross y Rachel allá por los confusos noventa. Sí: se han tomado un descanso.

Analicemos la situación: Sindia entró a Gran Hermano dejando en casa a su novio de toda la vida, y entre las cuatro paredes de GH se encontró con Pepe, el bailaor que acabaría robándole el corazón. Desde la entrada de Marta (la tarada que va con una pinza en la mano todo el día), los tres se montaron una minipandi de esas que odiábamos tanto en el patio del colegio.

Pero Gran Hermano tuvo la feliz idea de intentar meter dentro de la casa a una de las parejas de Noemí y Sindia, quienes convivieron en plan Brokeback Mountain solos, durante una semana entera, en el pruebódromo. La audiencia queríamos que se liasen y enamorasen cual presos en una cárcel de máxima seguridad quisimos que entrase Sergio, pero no para verla y darle un besico, no: para concursar. Y claro, eso dejó a la chica más descolocada que María Dolores de Cospedal en un concierto de La Polla Records.

A partir de ahí, todo ha sido una concatenación de percances que no han hecho sino abocar al desastre la relación de estos de estos dos en general y los nervios de Sindia en particular. Gran Hermano no es el sitio de Sergio, es el de Sindia, pero él no lo ve. Él está contento de tener cerca de su novia, a quien echaba tantísimo de menos, pero a ella le han jodido el sueño que llevaba años teniendo: entrar en Gran Hermano.

Sindia se siente cohibida e incómoda, ya no puede estar a sus anchas con su Pepe y su Marta, y eso le afecta. Tanto es así que le ha girado la cara a Sergio cuando este ha intentado darle un beso, ha rechazado hacer edredoning con él ante toda España… y para colmo de males, la chica no sabe qué siente por Pepe —cuando él tiene claro que sólo siente amistad por su paisana—.

La chica, aturdida ante tanta confusión vital, pidió consejo a Juan que, como buen cura, escuchó sus melodramas y aconsejó sobre algo que los curas controlan tanto: las relaciones de pareja. El padre Juan le dijo a Sindia que pensase que lo real es lo de fuera y no lo de dentro, y que siga con Sergio. Pero como si oyese llover.

La situación ha llegado a ser tan insostenible que han llegado al punto de tener que tomarse ‘un descanso’, durante el que ella le ha devuelto a Sergio el anillo que éste le regaló cuando ella iba a entrar en Gran Hermano. La cosa pinta mal, especialmente después de esta semi-ruptura delante de los ojos de los millones de personas que vemos Gran Hermano.

¿Qué opino yo? Que Sergio tendría que haberse quedado tranquilito en su casa, esperando a su novia y confiando en ella, y sobre todo dejándole que viviese su sueño. Pero no, él entró y se pegó a Sindia cual percebe a una roca, cagándola cada día un poquito más y ahogándola hasta decir basta.

Será muy interesante ver cómo evoluciona todo este percal, ¿no creéis? Eso sí, como leía esta mañana en Twitter, tiene cojones que te deje una tía que dice «mondarinas».