Se les rompió el amor de tanto usarlo


"No descansaréis hasta que me muera, cabrones"

Sí, estoy usando una frase de una canción de Rocío Jurado para ilustrar un post sobre Isabel Pantoja. Y no, no os preocupéis ante este nivel de folclorismo que parece haber poseído mis entrañas, no voy a arrancarme por bulerías ni a cantar Tatuaje por la calle de camino a casa. El caso es que la guerra entre la Pantoja y Telecinco vuelve a estar abierta, y la verdad es que se masca la tragedia.

Recapitulemos. Después de la firma del contrato por el que Paquirrín participó en Supervivientes y hace como que valora algo en el Tú sí que vales y a su madre le dan galas y cosas para que se explaye, la cosa parecía haberse arreglado entre I.P. y Telecinco. Tanto es así que la imagen que mejor ilustró esa reconciliación fue Jorge Javier e Isabel Pantoja en un balcón de la Puerta del Sol dando la bienvenida al 2012 con bien de sonrisas, cariño y demás mierdas impostadas. En esos momentos, I.P. había pasado a ser Maribel, la amiga, la compañera.

Pero no olvidemos que Isabel Pantoja es gafe por naturaleza y que las cosas no podían seguir en este plan hasta siempre jamás. Resulta que a la ex amiga especial de la tía del padre del nieto de Rosa Benito le dio por llamar a Espejo público (para las rubias naturales: el magazine matinal de Antena 3) para comparar su caso en el tema Malaya con el de Iñaki Urdangarin y la Infanta. Tócate las narices.

Una hora se estuvo la Pantoja lamentándose por teléfono en Espejo público al respecto de lo injusto del trato que se le ha dado y, como podéis imaginaros, la cosa le hizo a Telecinco menos gracia que una patada en los cojones con una bota de antidisturbios. Cuentan en La otra crónica (el suplemento de vaguedades y frivolidades repipis que contiene la edición sabatina de El Mundo) que Isabel Pantoja lloró en los despachos de los mandamases de Mediaset para que estos no rompiesen su millonario contrato con la cadena y, por lo que parece, lo consiguió.

Ahora bien, ¿cuál es el precio de que el desliz de Isabel Pantoja —otrora Maribel— le haya regalado audiencia a la competencia? Por un lado, que asegurase en El Programa de Ana Rosa que “hablaré y me sentaré antes del juicio” (recordemos que todavía está pendiente de juicio y que la firma de este contrato puede haber venido motivada por la morterada que le impondrán de fianza). Por el otro, Mi gitana.

¿Qué es Mi gitana? La tv movie que Telecinco rodó hace un par de años y en el que se narran, entre otros turbulentos episodios, las relaciones de Isabel Pantoja con Julián Muñoz, Encarna Sánchez y María del Monte. Así, de una tacada. Ante el morbo que eso suscita (en casa nos quedamos de mármol travertino cuando vimos la promo que ya emite Telecinco y en el que I.P. sale discutiendo con Encarna Sánchez por no se qué de esconderse ante los demás), a Telecinco le ha salido una carambola perfecta:

  1. Tienen a Isabel Pantoja más en sus manos que nunca: ahora la pueden putear a base de bien porque saben que necesita la pasta que le van a pagar para librarse de ir al talego.
  2. Consiguen emitir Mi gitana cuando estaba más vetado que vetado por parte de la intérprete de Hoy quiero confesarme.
  3. Se aseguran una audiencia mayúscula aireando por enésima vez los escarceos lésbicos y los presuntos delitos de la tonadillera de España.
  4. No se gastan ni un duro más de lo que tenían previsto y ganan el triple.

Bravo, Telecinco. Nunca dejaréis de sorprenderme.

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