GH Catorce: La pesadez de Iván



Con Iván me pasa una cosa rara: por un lado es verle abrir la boca y querérsela rellenar con los calcetines usados del resto de sus compañeros de la casa pero, por el otro, me alegra que siga metido en Gran Hermano a pesar del numerito del que fuimos testigos anoche. Y es que Iván parece haberse propuesto montar cada semana un drama para asegurarse una supuesta fama una vez salga de la casa, aunque olvidándose de que tiene menos talento para la interpretación que Kiko Rivera.

Si la semana pasada Iván exageró el no-manotazo de Lorena hasta convertirlo en su mente en una especie de brutal agresión física (como si miss Ungles Cuques le hubiese embestido con su volumen corporal cual torpedo contra una pared de granito), esta semana ha entrado en una crisis imaginaria al echar de menos a una novia con la que supuestamente lleva dos meses. Pero, ojo, echarla de menos muy fuerte, ¿eh? No como echas de menos tú, astuto lector, a tu pareja cuando no está, no, Iván es más intenso que tú y que nadie en este país en cuanto a sentimientos se refiere (y se emociona hasta escuchando Paquito el Chocolatero).


Total, que ante tal crisis de añoranza por una joven cuya existencia desconocemos y con la que asegura no haber hecho el amor pero sí haberla mirado fijamente como cuando miras a alguien mientras le das mandanga de la buena,  Iván reclamó y casi exigió a GH ver a su chorba para aliviar el tormento que le perturba y deprime. Un no parar de sufrir, oye.

Ante tal melodrama de sobremesa dominicial, Merceditas se arremangó su disfraz de Bitelchús americana de rayas para decirle que vale ya de tanta tontería y que, sin tan mal está, que coja la puerta y se largue. Entonces empezó una confusa explicación al respecto de algo que tiene fuera y sobre lo que no piensa hablar (conociéndole, puede ser desde una factura del gas por pagar hasta un cadáver a medio enterrar), además de afirmar que no tiene dinero para pagar la indemnización con la que se te penaliza si abandonas la casa voluntariamente.


Merceditas, sabiendo que el chico en realidad no se quiere ir y que todo es puro y absoluto drama, se ofreció a asumir ella la indemnización. Pero Iván seguía dándole vueltas a su ofuscación mental y reclamó una charla a solas con la Milá quien, hartita de ya de tanta tontería, profirió el ultimátum que todos esperábamos oír: “Iván, ¿te quedas o te vas?”. Y él dijo “Me voy”. Y no es por dármelas de vidente, pero ya pronostiqué en Tuiter que esa decisión iba a durar lo mismo que un tronista en una biblioteca:


Y así fue. Iván decidió continuar en la casa olvidando de repente todo lo que le perturba. Pero, ah amigos, el destino tenía otra pirueta reservada: las nominaciones de anoche tenían la particularidad de que eran diferentes según qué dijese la cartulina que había en la bola de discoteca que cada concursante elegía al estar en el confesionario. Y la de Iván, fíjate tú qué cosas, le otorgaba la inmunidad. Y así, en menos de dos horas, pasamos de un abandono voluntario a dos semanas más en la casa, como mínimo. Pero los que no pueden asegurar lo mismo son Juan Carlos, Leti y Danny, los nominados de la semana.

Una semana en la que habrá dos temas que centrarán nuestra atención: el primero es el drama que Iván interpretará y el segundo es, por supuesto, la relación entre Eva y Danny. En un alarde de lucidez, Gran Hermano ha decidido meter en la casa a la novia del DJ después de ésta haber visto cómo su chorbo se encamaba con otra. Sí, de manera fraternal, pero en la misma cama y bajo el mismo edredón al fin y al cabo. Eva, que esta semana está en todos los kioskos enseñando las tetas, no tardó ni medio minuto en recriminarle a su novio el comportamiento que ha tenido dentro de la casa con Susana:



Eva ha entrado en la casa con la condición de fingir que no conoce a Danny y de decir que se llama Ana. Sólo Miriam, Edoardo y Leti sabían quién era en realidad la chica... hasta que la torpeza de la andaluza ha hecho que toda la casa sepa ya a estas alturas quién es realmente. Si esto pasaba (que ha pasado), ella no se convertiría en concursante de GH y los que sabían que era la novia de Danny quedarían nominados automáticamente. Excepto Edoardo, claro, que fue el expulsado de anoche. ¿Cómo acabará la cosa?

Y para acabar, un pequeño apunte. Telecinco y sus ganas de tocarle los cojones a Antena 3 volvieron anoche a no conseguir superar a la competencia enfrentando el programa estrella que con más mimo deberían tratar a uno de los estrenos más esperados de la temporada. ¿La consecuencia? Un excelente 26,4% para Splash! Famosos al agua y un regular 16,5% para Gran Hermano; más o menos como pronostiqué en un tuit, al filo de la medianoche.


Lo que Telecinco debería hacer es darse cuenta de que, aunque este Gran Hermano no es ni de lejos el de mejor arranque de la historia del programa, aún están a tiempo de enmendar el error y trasladar la gala a una noche menos competitiva en la que el reality sí pueda brillar. Porque tanto el formato como los que seguimos el programa nos lo merecemos tras 13 años de seguirlo religiosamente.

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