GH Catorce: Inventarse las reglas sobre la marcha



Si en tiempos de Gran Hermano 1 nos dicen que van a devolver a un concursante a la casa por el puro capricho de uno que ya está dentro, que este caprichoso concursante va a ir al plató a fingir su despedida para después volver al concurso pero a una casa adyacente, que a una concursante le van a meter en la casa a un tío con el que se acostó una noche en Benidorm entre la sexta y séptima copa y que este sujeto deberá intercambiarse paulatinamente con su gemelo para confundir al personal, la verdad, habríamos pensado que se estaban volviendo majaras.

Pero así es Gran Hermano, amiguitos, un sindiós de normas no escritas que se adoptan sobre la marcha, de estrategias de guión pretéritas que se recuperan con la intención de que vuelvan a tener el mismo enganche que en su día tuvieron y de decisiones arbitrarias que, al final del concurso, nos hacen pensar en si guardan algún tipo de relación con el eslogan de la edición. Porque, seamos sinceros, ¿ha sentido alguien el tan cacareado vértigo de GH Catorce? ¿O notamos acaso que se le daba la vuelta al formato en la anterior edición?

Reflexiones aparte, el lunes vimos una gala que podemos resumir en tres pilares principales: el primero es el acoso y derribo, ya en absoluto disimulado, por parte de Merceditas hacia Eva (que acudió a la gala vestida como una baliza de señalización de accidente en la AP7 en día lluvioso). La primera parte de la gala fue un no parar de lanzarle puyas envenenadas en forma de vídeos de contenido perverso con el único fin de conseguir que a la novia de Danny le explotara un ojo por culpa de la tensión acumulada.

Tan magistral estrategia (recordad que yo estoy súper a favor del puteo al concursante, del partidismo encendido y de los vídeos tendenciosos que nos muestran encamamientos dignos del porno más amateur cuando en realidad simplemente comparten colchón) consiguió que Eva se conviertiese en la protagonista de una historia que culminó cuando su peque, “la mejor persona que hay encima del mundo”, según ella misma, no salió expulsado y debe compartir una semana más junto a Susana, con el riesgo de frotamiento desaforado que ello conlleva. Ah, los dramas de Eva, amigos.


El segundo pilar de la gala es la historia de amor de Kristian y Sonia en la que él, cual martillo neumático, ha conseguido ir agujereando la coraza anti-relaciones que recubría a la odontóloga canaria hasta penetrar (con perdón) en lo más profundo de su corazón. Y cuando ya Kristian consigue el beso y el abandonarse a la pasión, Gran Hermano ve el cielo abierto con la petición que este hizo al Gran Hache (la boca de los deseos del año pasado, rebautizada para la ocasión) de que Edoardo volviese a la casa.

Arrancado de los brazos de Sonia y expulsado fulminantemente como supuesta contraprestación al deseo que pidió y se le concedió, Kristian tuvo que fingir una despedida desde el plató que para la canaria llegó como una torta con la mano abierta en plena cara. Mientras lloraba como una magdalena desolada por la desaparición de su recién estrenado chorbo, Kristian volvía a Guadalix pero para quedarse en la otra casa, la de al lado, durante una semana.


Esto nos lleva al tercer pilar de la gala: los gemelos sevillanos. Gran Hermano, en un alarde de novedad y continuando con su afán de ofrecernos contenidos innovadores y jamás vistos hasta la fecha, ha decidido meter en la casa a dos personas gemelas de Sevilla que deberán turnarse la una con la otra haciéndose pasar por la misma persona. ¿Conchi y Pamela, las gemelas de Los Palacios de GH9? No, Gonzalo y Carlos, gemelos de Sevilla. Innovación a saco.


Y tal como a Pamela le metieron en la casa a Oliver, el chico del que se enamoró perdidamente al verle en los cástings de Factor X desde la tele de su casa, a Gonzalo le han hecho coincidir con Argi, ya que tuvieron un affaire nocturno (o varios, tanto detalle no conozco) en Benidorm, la villa que vio nacer a Ylenia de Gandía Shore. Además de gestionar el hecho de tener a un ex polvo en la casa, Argi debe guardar el secreto de los sevillanos, ya que sólo ella y Kristian (en la otra casa, viviendo con el gemelo que no esté en la casa grande, lógicamente) saben la verdad. De lo contrario se repetirá lo de Eva: expulsión para unos y nominación para los otros.

Hoy he leído en Tuiter que ya han descubierto a los gemelos. De hecho lo he leído en el Tuiter de Siscu que, aunque no es que sea el New York Times, algo de credibilidad tendrá la joven estrella del porno amateur en asuntos granhermanísticos. No me extrañaría nada que el delator haya sido Igor, quien parece ser que les recuerda de haberles visto en Tienes un minuto, el programa de citas que presentó Luján Argüelles en Cuatro durante aproximadamente cuarenta y cinco minutos (fue cancelado fulminantemente). Ya es casualidad, oye.


A todo esto, la noche nos dejó una expulsada (Leti, la mujer del pelo color de col lombarda) y un puñado de nominados: Danny, Iván, Susana, Miriam y Argi. Simplemente teniendo en cuenta que la arpía mayor del reino está nominada (Iván) no hace falta ser ningún lince para saber quién va a ser el expulsado del lunes. Quien también tiene papeletas es Danny, pero no por superar en votos a Iván: se ve que se le ha escapado que pactó con Eva el desnudo de la chica en Interviú, con lo que podría ser amonestado por la organización.

Esto se calienta, amiguitos...

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