La hora de Noemí

"Me estoy ahorrando una de colirio..."

Amiguitos, tengo que empezar este post manifestando mi más absoluto enfado a la rabieta de Telecinco de poner Gran Hermano en lunes para joder a El Número Uno. Sí, la estrategia les está resultando y el programa de Antena 3 va perdiendo share semana tras semana pero, coño, que algunos nos ganamos la vida llenamos nuestro tiempo libre viendo la tele y que nos coincidan dos grandes programas es algo que nos toca bastante las pelotas.

Todo esto viene a que anoche opté por ver Gran Hermano después de todo lo que se había cocido en la casa desde el jueves y, oye, la verdad es que no me arrepiento. De hecho creo que la gala de anoche estuvo a la altura de las más brillantes de GH11 (que como sabéis fue mi edición favorita). Y lo estuvo gracias al breakdown de Noemí.

Queridos lectores fans de Noemí: os advierto que esto que vais a leer ahora no os va a gustar, pero ahí va. Noemí es boba, pesada, estomagante y merecedora de todos los dramas que le atormentan dentro de la casa. Así, como lo leéis. Esta chica tiene una facilidad pasmosa, no sólo para ir de víctima por la vida, sino para negar la evidencia y mentir como una bellaca (en sus propias palabras: “Yo no mentí, solamente no dije toda la verdad”).

En la batalla de la casa de Guadalix, yo soy del team María. La andaluza sabe de las peripecias brasileñas de Noemí y del zorrerío generalizado del que la canaria hace gala pero tiene que morderse la lengua para no gritar a los cuatro vientos lo que todos sabemos. María, que se la tiene jurada (y con razón) desde que Noemí se despidió de ella en la casa diciéndole con bien de cinismo que cuidase de Júlia —la ahora ex, ahora no de Hugo—, le suelta puyas a Noemí cada vez que esta le toca lo que viene siendo el coño y la otra, consciente de que sus acciones orbitan cual satélites alrededor de su cabeza y de que en cualquier momento pueden estrellarse contra su ídem, pues se agobia.

Tanto se agobió que durante la fiesta del viernes, mientras ambas intercambiaban opiniones con bastante mala idea y con un punto de embriaguez provocado por la priva que les dan de vez en cuando para que se desinhiban, que algo en la cabeza de Noemí hizo ‘crac’ y se derrumbó. Lágrimas, sollozos y, en general, mucho drama fue lo que la canaria exhibió en el confesionario, donde llegó a decir que abandonaba la casa. Finalmente no fue así, pero algo habría ya cambiado.

Porque Noemí sabe que Fael ha visto y le han contado que mantiene un idilio de frota-frota con Aless (algo que no le contó cuando convivieron en Brasil), sabe que María sabe lo suyo con Fael que, por otro lado, intenta ocultarle a Aless y a la casa entera a toda costa, sabe que a la que ella o el galaicoitaliano salgan se va a liar la de Dios es Cristo cuando empiecen a poner vídeos, sabe que la caga cada día un poquito más y sabe que va a poder alicatar su baño de casa con los cadáveres sentimentales que ha ido dejando esparcidos por ahí en los últimos tres meses.

Y como sabe tantas cosas y no tiene a nadie a quien contárselas —la única con la que podría desahogarse es con María pero es más probable que Soraya Sáenz de Santamaría pose en Interviú a que canaria y andaluza se hagan amiguitas—, pues se derrumba. Y si encima cuatro mataos se van a Guadalix de la Sierra y suben por el cerro en lo alto del cual está la casa para rebuznar que Noemí se lió con Fael, pues ya está jodido.

Noemí está nominada esta semana. Y creo que ya es hora de que salga. Porque la entrevista puede ser mejor que la de Indhira. No os digo más.