La imagen es de Fandemia.com, que ya me han ahorrado hacer el collage con los concursantes. Besis. |
Sí, el post llega tarde. Concretamente, un día tarde. Pero
ayer tuve una jornada de locos porque me han hecho indefinido en el trabajo (espacio
para vítores y ‘oes’ de alegría). De hecho, ayer pasé de estar recogiendo mis
cosas en una caja de cartón al estilo oficinista mediocre de Pennsylvania a
volviendo a poner todo en su sitio mientras tecleaba con regocijo.
Si me seguís en Twitter —cosa que deberíais estar haciendo
desde ya mismo si no queréis ser pasto de mi ira o, al menos, de un comentario
reprobatorio— pudisteis comprobar que el lunes por la noche tuiteé hasta el hartazgo
la gala inaugural de El Número Uno. Y no es por echarme flores (que también),
pero dice un bot de Twitter que fui tendencia en España —como la corrupción— durante
un ratico gracias a los chorrocientos retuits que consiguieron mis humildes
tuits con ánimo de sano cachondeo. Y veríais que sí, que El Número Uno me gustó.
Conducía todo este dislate de gente entrando y saliendo la
siempre efectiva Paula Vázquez, que con su gracejo y naturalidad me hizo
recordar los buenos tiempos en los que cada tarde berreaba «¡A bailar!» unas
ciento cincuenta veces. Además de la presentadora, otro acierto de El Número Uno fue el no aburrirnos con interminables vídeos de presentación sobre los dramas,
formación y aspiraciones de los concursantes. Y es que para eso tenemos webs
muy majas como Vertele o FórmulaTV, donde nos dicen hasta el número de pie de
los chavales.
La mecánica de esta gala inaugural era sencilla: cada juez
tenía su grupo de cantantes, de los que blindó a uno tras las actuaciones de
rigor. A estos cinco blindados (uno por juez) se les unieron once más,
designados por el mismo jurado pero sin tener en cuenta los grupos a los que
los primeros pertenecían. De este modo terminamos con 16 concursantes, los que
nos encontraremos en la gala del lunes por la noche.
Destacan Lady Cherry, una especie de pin-up que en el
cásting me dejó patidifuso al cantar Great Balls of Fire o Garson, un joven a
medio camino entre Adam Lambert y un emo de extrarradio que me cautivó con su
interpretación de Redemption Song en la gala. También
pasaron una cantante lírica, una niña, un señor que canta —magistralmente— tangos,
un joven altamente sobreactuado que me suena del cásting final de OT 2009, un
chaval que ya participó en Destino (o Misión, no recuerdo) Eurovisión…
En general son un ramillete de talentos bastante importante,
se nota que estos ya vienen enseñados de casa y que no son el típico Bustamante
que cantaba en el andamio, la
típica Rosa que entonaba melodías en su asador de pollos o la típica Soraya que
soltaba gorgoritos entre viaje y viaje transatlántico.
A mí la verdad es que me convenció, me entraron ganas de
seguir viéndolo y salvaron el que probablemente era el mayor escollo: perder el
ritmo y convertirse en una sucesión insufrible de números musicales. A seguir
así.
1 comentarios:
yo aun no lo he visto(vi gh claro), pero bueno por lo que leo me desconcierta, unos lo ponen muy bn y otros dicen que le recuerdan a ot pero descafeinado, cuando lo vea pues ya decido jeje
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