Si no hay beso, no hay cuernos


"¿Novia, yo? Naah, es sólo una amiga. Esto, ¿follas?"

Vale, tengo que reconocerlo: este Gran Hermano no me está apasionando. A los concursantes les falta un hervor, la mecánica de este año tiene cosas extrañas que no terminan de convencerme y, en general, al programa le envuelve una especie de aura de improvisación que me recuerda sospechosamente a la de OT (ahora esto, ahora lo otro, ahora un última hora, ahora nominamos cuando nos sale del higo…).

Sin embargo, eso no quita que de vez en cuando vaya viendo algún trozo de gala o algún que otro Última hora, más que nada para saber qué hacen esos zánganos en esa casa y que no llegue el momento en que no sepa el nombre de alguno de los que están pasando por casa.

Ayer fue uno de esos días. Y asistí atónito al mamoneo que se llevan Hugo y María. Digo atónito no porque no esté acostumbrado a los mamoneos en Gran Hermano (todo lo contrario), sino porque todavía no me cabe en la cabeza cómo alguien puede hacer lo que hace y razonarlo de la manera en la que lo hace para después decir que no era consciente de que estaba en Gran Hermano. Flipas.

Cuando María entró en la casa (dicho sea de paso, como un elefante en una cacharrería), gran parte del plantel masculino la recibió con bien de babas y bien de ojos como platos, pero a la pizpireta andaluza le encantó el desaliñado Hugo que, recordemos, tiene una novia fuera que aparece hasta en el vídeo de presentación y con la que intercambia besos y sonrisitas mientras pasean agarrados por mitad de el bosque.

Ahora la novia de Hugo debe estar que trina, ya que el chico ha visto que María le baila el agua y debe haber pensado ‘pues vamos a bailar, qué cojones, que lo que pasa en GH se queda en GH’. ¡Error! La cosa empezó a ir más allá del inocente coqueteo y del puyita va, puyita viene para terminar metiditos en la cama entregados al noble arte del frotamiento.

Hemos visto agitación bajo el edredón, manos que van al pan, piernas que se entrelazan y erecciones espontáneas pero, ojo, que según el razonamiento de Hugo no hay nada de qué preocuparse. ¿Por qué? Porque no se han besado. Ya, claro.

Esto me recordó a un episodio de Friends en el que no me acuerdo quién le decía a Joey que había hecho algo con una hermana suya (o algo así). El bueno de Joey le preguntó si se había acostado con ella y el otro (no recuerdo si Chandler o Ross) le dijo que sólo le había besado. “¿Un beso? ¡Pero eso es muchísimo peor!”. Pues eso mismo. No kissing, no cheating. Es decir, que sin beso no hay cuernos.

¿Entenderá la simpática novia de Hugo este razonamiento para perdonarle que le haya sobado hasta en el carné de conducir? Yo creo que no y que, mientras el de la Val d’Aran está amasando los glúteos de María, la novia en cuestión está metiendo su ropa en maletas y tirándolas al río, para ver si hay suerte y le llegan a Guadalix.

Mientras tanto, Noemí deambula como vaca sin cencerro sin nadie a quien arrimarse y Cristian —el que entró diciendo ser homófobo y machista y resulta ahora que no es nada de eso— ha resultado tener un pene de dimensiones épicas, si hacemos caso de lo que dijo Sindia cuando le vio agarrándoselo al hacer pipí.

Qué interesante todo.

1 comentarios:

Dancees dijo...

¿Ahora resulta que Cristian no es nada de eso? A mí que me lo expliquen que me pierdo.

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