Antes que nada, siento no haber
publicado ayer. Como bien dijo mi vecina la Paqui, llegué a mi
sacrosanta madriguera (también llamada ‘casa’) con un dolor de
cabeza de esos que sientes que en cualquier momento te va a reventar
la sien dejando perdida la pared de masa encefálica y demás movidas
que tenemos en la cabeza. Y la verdad, ponerme a escribir un post
jocoso me apetecía lo mismo que mandar un SMS a Intereconomía
poniendo que la barba de Rajoy es erótica (es decir, nada).
Pero como los compuestos farmacéuticos
hacen milagros y yo soy así como muy echao p’alante, pues ya me
encuentro mejor y bastante capaz de volver a ser chispeante. Y qué
mejor que ponerse a hablar de Eurovisión para celebrarlo, ¿no? Dada
mi ausencia de estos últimos meses, no comenté nada del festival de
este año, a pesar del despropósito en el que se convirtió Que me
quiten lo bailao.
El primero que manifestó su deseo de
representarnos fue el sin par Falete, la mayor diva flamenca que ha
dado este país en varios años, que dice que le encantaría ir a
Eurovisión a dar su do de pecho ante todo un continente que, si bien
no sé cómo reaccionaría, sí que se quedaría fascinado ante tanto
derroche y poderío. Y es que Falete necesita Eurovisión como yo
ayer un Ibuprofeno en la vena: después de tanto escándalo con
Isaac, el que fingía los secuestros, y aquel otro cachas que resultó
ser algo a medio camino entre actor porno hetero y chapero, la imagen
de Falete como cantante quedó bastante malparada.
Hoy he visto además que David Civera
dice que volvería a Eurovisión. Nos ha jodido. ¿Cuál es la última
canción que recordáis del de Teruel? Pues eso mismo. Dice que lo
haría sólo si le dejan plena libertad para llevar la canción que
quiera de la manera que quiera (lo que significa “en el fondo no
quiero ir, pero pongo condiciones peregrinas para que la gente se
piense que quiero ir y que, encima, soy auténtico que lo flipas").
Otras dos a las que se les haría el
chichi Calisay por ir a Eurovisión son una tal Romy Low (que se ve
que hace música dance y va así como de moderna, como de Lady Gaga de la zona pobre de Europa) y Roser, que tras el fiasco de Raffaella (hay que
tener valor para dedicar un disco entero a versionar a Raffaella
Carrà y más siendo Roser) y La bestia, ahora debe intentar querer
relanzarse de la manera más desesperada posible.
Luego, cubriendo el cupo inevitable de ex triunfitos que buscan un nuevo relanzamiento, tenemos a una de la primera edición y a otro de la última. Ella es Verónica Romeo, aquella que llegó a la final a pesar de tener una granja de gallos en la garganta y de destrozar canciones épicas como el Take my breath away de Berlin. Él es Álex (si fuese yo Esperanza Gracia diría Mi queridísimo Álex), que por si queda alguien que no le conozca es el que interpretó aquel fabuloso Fever con Marco da Silva que a muchos/as nos se nos incendiaron las partes blandas.
Pero entre todo este ramillete de candidatos (que ya promete), preparad un 'oh' de decepción bien grande porque Mónica Naranjo (esa que ahora parece que le estén aspirando el cogote en Tu cara me suena de lo tirante que lleva la cara) ha anunciado que no se plantea ir a Eurovisión. Démosle un par de flops.
2 comentarios:
falete ni de coña,tiene q ir alguien innovador y claro no se yo si haymucho donde elegir...y alex tmpoco lo siento pero la voz de ese chaval me resulta horrible
lo importante es la CANCIÓN... el cantante sólo tiene que ser un poco original y cantar bien... así que a ver si esta ver de entre mil canciones no eligen otro truño como Que me quiten lo bailao
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