¿Se hunde ‘Pekín Express’?

Poco más de un 7%. Y bajando. Parece ser que la nueva edición de Pekín Express no está funcionando tanto como se esperaba, al menos en sus primeras entregas. Y me duele decirlo (porque el programa me gusta, no por nada más, tampoco os vayáis a creer ahora que tengo acciones en Globomedia) pero esta edición está siendo… flojilla.

¿Pero cuáles son los motivos de esta paulatina pérdida de interés?

1. La competencia. El domingo es un día jodido, y más si hay estrenos de cine potentes como suele haberlos en La 1 y Antena 3. Además resulta que Tú sí que vales está gustando (todavía) y consigue casi sin despeinarse superar el 16% de share. ¿Resultado? Que Pekín Express se hunde y lo acabamos viendo los frikis del programa.
   
   
2. Jesús Vázquez. Seamos sinceros: Jesús lo hace fatal. Le pone las mismas ganas y el mismo entusiasmo que le pondría presentando el Telecupón, está más pendiente de sus modelitos que del programa y no se le ve en los ojos ni se le intuyen en la voz esa ilusión y esas ganas que les sobraban tanto a Paula Vázquez como a Raquel Sánchez Silva.
3. Las parejas. Aunque a priori parecía que iban a dar juego, la verdad, son bastante grises: los que más situaciones podían provocar están casi todos fuera (madre e hija, Santiago y Javi, los pijos de Barcelona…) Jota y Freire van también camino de largarse antes de la mitad del programa y, de ser así, nos quedaríamos con un ramillete de macetas aburridas. Porque no, David y Cuqui no son fascinantes precisamente.
4. El entorno. Antes me decían en Twitter que África está ya muy vista. Y es verdad. Hemos tenido Perdidos en la tribu, La selva de los famosos, Aventura en África… vamos, que estamos ya de tribus, antílopes, leones y sabanas hasta los mismísimos por una triste razón: molaba más Asia.
5. La duración. ¿Es cosa mía o este año cada programa de Pekín Express es más largo que el anterior? Parte de la magia de Pekín Express es que no era como un reality al uso, con sus galas, debates y mierdas, sino que en una hora y poco más te ventilabas la etapa y luego hala, a otra cosa: todo con un ritmo rápido y trepidante que me da a mí que ahora no hay.

Ojo, no estoy diciendo que de una semana a otra haya cambiado de opinión al respecto de Pekín Express: me sigue encantando y seguiría pagando por trabajar ahí, pero este año se están dando la mayoría de condiciones para que acabe pasando sin pena ni gloria y lo que es peor, que no haya una quinta edición como Dior manda.

A pesar de todo esto, el programa de anoche nos dejó estampas para el recuerdo, pero estaréis de acuerdo conmigo en que lo más memorable fue Freire. Sí, amigos, la amazona gaditana de alto copete y amplios conocimientos de la lengua inglesa (según él, plato se dice en inglés ‘plat’, como en catalán) lleva cada día más al límite a Jota y encima ha entrado ya en el rol de señorito andaluz (un beso para todos los señoritos y todos los andaluces que me leen) y se permitió el lujo de decirle a la señora keniata que le acogió que no le preparase espinacas, gracias. ¿Es o no es de patada en la boca este chaval?

Los que no lograron superar la etapa fueron Santiago y Javi, que vestidos de manera tribal como handicap (Santiago parecía un vagabundo con harapos y su hijo, el extra de una peli porno ambientada en el Congo) llegaron de nuevo últimos a la meta, esta vez sin posibilidad de salvarse.

¿Estáis perdiendo interés en Pekín Express? ¿Por qué creéis que baja en audiencia?