Hay un tema del que no he hablado desde que nació este blog
(y me remonto al 2006 con Castigados sin tele y esa URL mastodóntica para la
que se necesitaban tres neuronas exclusivamente dedicadas a recordarla). ¿OT
2011? No. Intereconomía.
¿Y por qué coño decide este ponerse a hablar de Intereconomía
un viernes por la tarde con la que está cayendo? Pues porque hoy, en la hora de
comer, en casa hemos puesto el Telediario de Intereconomía. Así, a lo loco.
Y no porque quiera suicidarme con un tortellini atragantado
que me prive de respirar o porque la caspa que destila la cadena me sepulte y
no pueda moverme hasta morir, sino porque me divierte muchísimo cómo esta gente
viven en su mundo paralelo en el que todo va en contra de ellos.
¿Qué me decís, si no, de El Gato al Agua? Lo que empezó como una tertulia de protofascistas alrededor de una mesa con una copa de vino en la mano felándose entre ellos mientras se regodean de su conservadurismo ha terminado siendo uno de los bastiones de
Tras su éxito aparecieron los clones en el mismo canal:
Dando caña, lo mismo pero a mediodía y con cañas en lugar de vino u Otro gallo
cantaría, lo que vendría siendo el Deluxe de El Gato al Agua. Y ojo, tienen un
mérito tremendo: mantener el grado de apolillamiento y fascismo durante todas
las horas que dura el programa tiene su mérito.
En el mismo rollo pero sin hablar (¡gracias!) de política,
surgió Punto Pelota, el sustituto natural de El Rondo o Club de fútbol que se
parece más a La Noria que a cualquier otro formato televisivo ya existente. Esos
gritos, esa Carme Barceló a punto de perder los papeles ante un Tomás Roncero
que ya hace años que los perdió, esa mala leche de mi tocayo Josep Pedrerol,
las idas de olla de Hugo Gatti, el tono de pija absurda de Cristina Cubero…
aunque no te guste el fútbol, Punto Pelota es un must-see, prueba de ello es
que se rumorea que Telecinco quiere ficharles para su futuro canal masculino.
Luego tuvieron otros programas menos exitosos pero igual de
memorables, como ese bastión de la naftalina llamado España en la memoria,
presentado por un señor gris que tiene cara de tener retratos de Franco en su
despacho de casa; el efímero programa de Cuca García de Vinuesa (La noche de
Cuca, se llamaba) en el que tuvo grandes momentos como cuando llamó un chico
para pedirle que le felicitarla porque próximamente se casaba… con su novio; o
el también efímero La hora de Josemi, que hacían del ¡Hola! o del Extra Rosa el
colmo de la ordinariez.
Y es que Intereconomía, amigos, es un canal por descubrir:
esos telediarios hechos con los pies y a toda prisa, esos discursos
filofascistas que no se esconden de proferir, esas cortinillas (por Dios, ¡esas
cortinillas!) en las que llaman asesinas a las mujeres que libremente deciden
interrumpir su embarazo o ridiculizan al colectivo homosexual de este país…
Yo, por varios motivos (empezando por ser catalán) no soy
target de Intereconomía. De hecho creo que si entrase en sus oficinas centrales
me fulminaría un rayo pero, si me lo permiten, me gustaría sugerirles un nombre
para uno de sus futuros programas: Con el mazo dando. De nada.
1 comentarios:
me producen nauseas todos los de ese canal por eso lo borre hace mucho de mi TDT, porque no respetan a los demas y en cambio piden respeto para sus opiniones?? es el mundo al reves, ese mundo que solo ven ellos y sus fascis-seguidores. aaaaa y me hago una a puesta y casi que estoy seguro q no la pierdo, a muchos q critican la homosexualidad, les gusta mas un hombre que un tonto un lapiz, he dicho
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