“¡Qué mona va esta chica siempre!”, “¿Por qué tendrá esta gente que saber por qué me dejó Manolo?” o, más recientemente, “Pescadero, cabrón” o “Concejal, hijoputa”. Es oír o leer estas frases y pensar inevitablemente en Marisa Benito o Izaskun Sagastume, los dos inolvidables personajes a los que Mariví Bilbao dio vida durante los últimos diez años en Aquí no hay quien viva y La que se avecina.
La noticia de la muerte de Mariví Bilbao a los 83 años llegaba este mediodía a la hora de comer, justo el mismo día en que sus ex compañeros de trabajo empiezan a rodar la séptima temporada de La que se avecina. Mariví dejó la serie el pasado mes de noviembre por cansancio, y se la entiende perfectamente: levantarse a las cinco de la mañana para ir a grabar, volver a las cuatro de la tarde y tener que aprenderse el guión del día siguiente no es la rutina más apacible para una persona octogenaria.
Mariví logró, especialmente durante sus útlimos años de vida, algo que nunca estará suficientemente valorado: hacer reír a la gente. En ella pensaremos cuando sin pensar le soltemos a alguien “¡Qué mona va esta chica siempre!”, cuando le digamos a la cotilla de la oficina que ya vale de ponerse en modo Radio Patio, cuando escuchemos a alguien pedirse un chinchón o cuando veamos a una señora mayor con cara traviesa meiténdose en el bolso una lata de almejas en el súper y apelando a su desvalida ancianidad cuando el de seguridad le pille con las manos en la masa.
Descansa en paz, Mariví. Ojalá te reencuentres ahora con Emma Penella y podáis recordar los buenos ratos que nos hicisteis pasar a todos.
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