La edad de Karmele

foto: elpais.com

No sabéis lo contento que estoy con el regreso de Karmele Marchante a Sálvame. Tras su espantá hace ya unos meses, con la que muchos nos sumimos en la más tremenda depresión ante la perspectiva de no volverla a ver jamás haciendo el canelo en plató, su regreso triunfal hace unas pocas semanas se ha convertido en un soplo de aire fresco.

Y aunque ella perjuraba que sólo volvía para acometer una sección de consultorio sentimental (tiene huevos pedirle consejos amorosos a esa señora), no ha tardado en enzarzarse de nuevo en los dimes y diretes de ese corrillo tan estupendo que tanto echo yo de menos ver cada tarde. ¿Cuál ha sido la última? Que ella misma desvele su edad (chan-chan-cháaan).

Resulta que Paz Padilla (esa señora que cuando intenta fingir que no tiene acento pone eses en todas partes dando lugar al ya conocido como ‘Efecto María José Cantudo’) empezó a preguntarle insistentemente (a Karmele, no a la Cantudo) por su edad real, intrigada ante la posibilidad de que la de Tortosa fuese testigo del paso del Paleolítico al Neolítico en el día de su Primera Comunión.

La cosa acabó como siempre en Sálvame (con gritos, insultos y demás demostraciones de saber estar) y, rato después, una arrepentida Karmele pidió perdón a Paz Padilla y se mostró decidida a revelar su secreto mejor guardado. ¿El número de Pantone del color amarillo de su pelo? No, su edad.

«Tengo 65 años; nací en 1946 aunque en Wikipedia, que me ha hecho mucho daño y ha usurpado mi personalidad, ponga otra cosa». Esta fue la confesión de Karmele que, DNI en mano, hizo ante la audiencia de España, perpleja ante el hecho de que la de Tortosa sea tan joven que no haya podido irse de tapas con el Conde Duque de Olivares.

Y es que no sé vosotros, pero yo a Karmele me la imaginaba más vieja. No anciana pero, coño, mayor. De hecho yo le echaba unos 68 años, por mucho estiramiento facial que lleve en su rostro y flexibilidad de la que hace gala. Quizá le echaba más años por sus dejes de señora mayor; porque no me neguéis que esa manera de caminar a lo señor Burns, esa manía de llevar cuatro bolsos encima o esas meriendas de vieja osteoporósica de las que disfruta en mitad de Sálvame hacen pensar que se acerca ya a la senectud.

Ante tamaño anuncio, de importancia vital para todo lo que viene siendo el periodismo, la comunicación y la situación financiera internacional, no me explico cómo no ha sido portada en todos los periódicos o ha abierto los informativos.

¿Qué será lo siguiente? ¿Que Jorge Javier desvele cuántos kilos pesa? ¿Que Belén Esteban confiese a cuanto paga ella el gramo? El gramo de caviar Beluga, se entiende, que ya sabemos que es un producto tan exclusivo que se compra por gramos… ¿a que sí?