A otra cosa

Queridos amiguitos, hoy he decidido una cosa: y es que el post de hoy no tratará sobre tele, tratará sobre mí -oh, atrevimiento-. Y no porque tenga una obsesión malsana por hablar de mi vida y milagros como una Rosa Benito cualquiera, no... mañana empiezo una nueva aventura profesional y quería compartirlo con vosotros, que sabéis que os idolatro.

Y como sé que vosotros también me tenéis algo de aprecio (algo, tampoco nos emocionemos), he decidido que merecéis saber que ya no trabajo en OT (oes de pena globales, por favor). Porque sí, hasta hace poco más de una semana yo seguía en OT, al frente de la web KedinLive.com, donde los finalistas se supone que pelean por una carrera discográfica y bla bla bla.

Total, que al ser uno consciente de que este OT no iba a durar toda la vida, me puse manos a la obra y gracias a una compañera de máster (sí, hago un máster en dirección de marketing digital, muy pro y muy moderno todo) conseguí una entrevista de trabajo en una cadena hotelera, para hacer cosas de eso precisamente, de marketing online.

Y mientras servidor se encontraba en pleno proceso de selección, va y me dice mi jefe (el de KedinLive.com, vamos) que tenerme a mí en Barcelona cuando todo el equipo de Kedin.es está en Madrid le sale muy caro y que se trasladan la producción de KedinLive (lo que yo hacía) a Madrid. Dio la casualidad de que dos días antes me habían dicho que me cogían en la cadena hotelera, con lo que lo podía ser un drama acabó siendo una carambola vital fascinante.

Me despedí de los niños (en Gestmusic llamábamos 'niños' a los concursantes), metí mis cuatro cosas en una caja de cartón en plan señor americano al que largan de la ofi y me fui... hasta hoy. Mañana por la mañana empiezo en el nuevo curro y estoy más nervioso que Víctor Janeiro ante el predictor positivo de Paqui la Coles.

Y lo estoy porque llevo cinco años dedicándome a esto del espectáculo, a la tele, a hablar de realities, series, música y frivolidades varias, aunque me apetece lo que se conoce como un huevo cambiar de ámbito profesional y ponerme a hacer otras cosas. Así que ahora veré la tele como uno más, como cualquier espectador fanático del mundo televisivo, y ya no desde dentro.

Eso sí, os aseguro que no podré evitar una lagrimilla cuando empiece OT 2012 (si lo hace), cuando anuncien los cástings de GH13 o cuando escuche la sintonía de Supervivientes. Porque trabajar en la tele ha sido la leche, qué narices.