Hoy he recordado cuánto me gusta escribir y cuánto lo echaba
de menos. Hoy me ha dado por pensar en que hace varios meses estaba yo tan
feliz con mi Teuvemix del alma y mis cosas televisivas hasta que alguien dijo
'esto ya no da pasta' y nos cerraron el chiringuito, con la debacle posterior
que eso conllevó.
Ocho meses, dos empleos y dos temporadas en paro después, he
recordado que me lo pasaba en grande contando a mi manera cómo veo las cosas y
que, encima, había una panda de gente que lo leía, se reía e incluso me
comentaba cosas. Fíjate tú qué cosas tan descabelladas me pasan.
Ahora mismo faltan unas cuantas horas para que sea 1 de
septiembre, una fecha muy maja como para volver. Y es que en esta fecha es
cuando vuelven los fascículos, las ofertas al súper, los niños al cole, las
vecinas pesadas a tu rellano, el cartero a reventarte el buzón, el bañador al
armario, las chanclas al altillo, el moreno al desagüe y Raquel Mosquera a la
López Ibor.