Escucha todas las canciones de Eurovisión 2013

39 son los países que se subirán en mayo al escenario de Malmö y, tras muchas semanas de un extenuante goteo de preselecciones de nombres impronunciables, videoclips de dudosa calidad que parecen el tráiler de un libro romántico de gasolinera para cincuentonas solteras, rumores sobre supuestas candidaturas y bombazos como el de Bonnie Tyler, por fin tenemos ya el listado completo de canciones que se presentan este año al festival de Eurovisión.

GH Catorce: #zorrasca (o el 'Efecto Miriam')

Hay varias personas en cuya piel no me gustaría meterme, ni aunque fuese esa la única opción que tuviese de sobrevivir después de una sesión de tortura en Guantánamo. Una de ellas es Mari Ano Rajoy, ese ser que dice estar capitaneando a España en su camino hacia el progreso y el bienestar, y la otra es Miguel, el sufrido novio de Miriam de GH Catorce.

Poca gente debe saber por lo que estará pasando este chico ahora mismo, muy poca. Quizá la única que le pueda entender sea la ex novia de Hugo de GH12+1, que fue partícipe del cancaneo y posterior encamamiento de su chico con la pizpireta María la jerezana. Pero el caso es que debe ser muy duro estar sentado en el sofá de tu casa después de haber decidido el color de los manteles de las mesas del banquete de tu boda y ver, de golpe, esto:

Mis series favoritas (I): Fringe

*Atención: esta entrada contiene spoilers de las cinco temporadas de la serie. No la leas a menos que hayas visto todos sus episodios.

Como no todo en esta vida es Gran Hermano, Eurovisión y famosos de medio pelo surgidos de realities y programas de serie Z, he decidido empezar una serie de posts que iré publicando periódicamente en los que hablaré sobre las series que más me gustan. Y he decidido empezar este compendio con Fringe, la serie de la que actualmente estoy devorando su última temporada.

Decir que Fringe es el Expediente X del siglo XXI sería ser demasiado reduccionista y no hacerle justicia a esta gran serie. Porque sí, Fringe es una gran serie a pesar de los constantes altibajos a los que ha estado sometida, para angustia y desesperación de sus seguidores, que siempre hemos tenido pavor a una cancelación prematura que nos dejase con el culo al aire y más dudas que un mono frente a un ordenador.

GH Catorce: Inventarse las reglas sobre la marcha

Si en tiempos de Gran Hermano 1 nos dicen que van a devolver a un concursante a la casa por el puro capricho de uno que ya está dentro, que este caprichoso concursante va a ir al plató a fingir su despedida para después volver al concurso pero a una casa adyacente, que a una concursante le van a meter en la casa a un tío con el que se acostó una noche en Benidorm entre la sexta y séptima copa y que este sujeto deberá intercambiarse paulatinamente con su gemelo para confundir al personal, la verdad, habríamos pensado que se estaban volviendo majaras.

Pero así es Gran Hermano, amiguitos, un sindiós de normas no escritas que se adoptan sobre la marcha, de estrategias de guión pretéritas que se recuperan con la intención de que vuelvan a tener el mismo enganche que en su día tuvieron y de decisiones arbitrarias que, al final del concurso, nos hacen pensar en si guardan algún tipo de relación con el eslogan de la edición. Porque, seamos sinceros, ¿ha sentido alguien el tan cacareado vértigo de GH Catorce? ¿O notamos acaso que se le daba la vuelta al formato en la anterior edición?

GH Catorce: No toques a mi hombre

Tres días. Tres días son los que Eva ha estado en la casa y, en ese tiempo, ha dado más juego que la mayoría de las macetas que tiene por compañeros en casi un mes de encierro. Anoche en el Debate de GH Catorce fuimos testigos de la expulsión de Eva por parte de la organización, más que merecida después de haber sido tan torpe de no ocultar su verdadera identidad ni siquiera por unas horas.

Eva ya reveló su nombre la misma noche de su entrada al referirse a sí misma como Eva y no como Ana (el nombre que se supone que tenía) y Susana, que a pesar de tener cara de tener que leer los carteles dos veces para entenderlos resulta que es despierta y todo, se dio cuenta de que algo fallaba y que la pizpireta joven que estaba sentada frente a ella era, en realidad, la novia de Danny. Vamos, que lo que Pamela y Conchi consiguieron hacer durante once días al hacerse pasar por la ficticia Rosa en GH9 (sin ser ellas un premio Nobel de Medicina precisamente), Eva no logró aguantarlo ni un par de horas.

GH Catorce: La pesadez de Iván

Con Iván me pasa una cosa rara: por un lado es verle abrir la boca y querérsela rellenar con los calcetines usados del resto de sus compañeros de la casa pero, por el otro, me alegra que siga metido en Gran Hermano a pesar del numerito del que fuimos testigos anoche. Y es que Iván parece haberse propuesto montar cada semana un drama para asegurarse una supuesta fama una vez salga de la casa, aunque olvidándose de que tiene menos talento para la interpretación que Kiko Rivera.

Si la semana pasada Iván exageró el no-manotazo de Lorena hasta convertirlo en su mente en una especie de brutal agresión física (como si miss Ungles Cuques le hubiese embestido con su volumen corporal cual torpedo contra una pared de granito), esta semana ha entrado en una crisis imaginaria al echar de menos a una novia con la que supuestamente lleva dos meses. Pero, ojo, echarla de menos muy fuerte, ¿eh? No como echas de menos tú, astuto lector, a tu pareja cuando no está, no, Iván es más intenso que tú y que nadie en este país en cuanto a sentimientos se refiere (y se emociona hasta escuchando Paquito el Chocolatero).

Miseria en Ambiciones

Hubo una época en la que decir “Ambiciones” era sinónimo de hablar de opulencia, de señorío del sur, de fértiles tierras, de grandes extensiones ganaderas, de paseos en caballo, de una estirpe hecha a sí misma, de tronío, rejoneo y de tema de portada de revista del corazón. Hace varios lustros hubo una finca que surgió de la nada y que le arrebató a Cantora el liderazgo en el ranking de lugares del campo andaluz en el que los fotógrafos montaban guardia noche y día.

La figura de Jesulín de Ubrique, ese joven torero que pegó un petardazo sin precedentes en la España de los noventa (la misma que se emocionaba con Lo que necesitas es amor o se divertía con El gran juego de la oca), hizo que a su alrededor surgiera un berenjenal de familiares y parentela en busca de su ratito de fama, de sus quince minutos de notoriedad catódica, de ser relacionados con el chaval que hacía corridas sólo para mujeres en las que estas acababan lanzándole sujetadores y bragas.